BIOLOGÍA







¿COMO EMPEZÓ LA VIDA?.

Una respuesta clara y rotunda no la hay, porque cuando empezó la vida no había nadie allí que sirviese de testigo. Pero de pueden hacer análisis lógicos del problema. Los astrónomos han llegado a ciertas conclusiones acerca de la composición general del universo. Han encontrado, por ejemplo, que un noventa por ciento de él es hidrógeno y un nueve por ciento helio. El otro uno por ciento está constituido principalmente por oxígeno, nitrógeno, neón, argón, carbono, azufre, silicio y hierro. Partiendo de ahí y sabiendo de que maneras es probable que se combinen tales elementos, es lógico concluir que la Tierra tenía al principio una atmósfera rica en ciertos compuestos de hidrógeno: vapor de agua, amoníaco, metano, sulfuro de hidrógeno, etc. Y también habría un océano de agua líquida con gases atmosféricos disueltos en ella. Para que se iniciase la vida en un mundo como éste es preciso que las moléculas elementales que existían al principio se combinaran entre sí para formar moléculas complejas.

En general, la construcción de moléculas complicadas de muchos átomos a base de moléculas elementales de pocos átomos requiere un aporte de energía. La luz del Sol (sobre todo su contenido ultravioleta), al incidir sobre el océano, podía suministrar la energía necesaria para obligar a las moléculas pequeñas a formar otra mayores. Pero ¿Cuales eran esas moléculas mayores?. El químico americano Stanley S. Miller decidió en 1.952 averiguarlo. Preparó una mezcla parecida a las sustancias que se cree existía en la primitiva atmósfera terrestre y se cercioró de que era completamente estéril. Luego la expuso durante varias semanas a una descarga eléctrica que servía como fuente de energía. Al final, comprobó que la mezcla contenía moléculas algo más complicadas que aquellas con las que había comenzado. Todas ellas eran moléculas del tipo que se encuentran en los tejidos vivos y entre ellas había algunos de los aminoácidos que son los bloques fundamentales de unos importantes compuestos: las proteínas.

Se han realizado muchos más análisis y experimentos desde esa fecha. Se han construido diversas moléculas por métodos muy distintos y las han utilizado luego como punto de partida de otras construcciones. Aún no se ha conseguido nada que ni por un máximo esfuerzo de imaginación pueda llamarse viviente, pero hay que tener en cuenta que los científicos están trabajando con unos cuantos decilitros de liquido durante unas cuentas semanas cada vez. En los orígenes de la Tierra, lo que estaba expuesto al Sol era un océano entero de líquido durante miles de millones de años. Bajo el azote de la luz solar, las moléculas del océano fueron haciéndose cada vez más complejas, hasta que en último término surgió una que era capaz de inducir la organización de moléculas elementales en otro molécula igual que ella.

Con ello comenzó y continuó la vida, evolucionando gradualmente hasta el presente. Las formas primitivas de vida tuvieron que ser mucho menos complejas que las formas mas simples de vida en la actualidad, pero de todos modos ya eran bastante complejas. Parece bastante seguro que la vida se desarrolló, no como un milagro, sino debido a la combinación de moléculas. Cualquier otro planeta que se parezca física y químicamente a la Tierra desarrollaría vida, aunque no necesariamente inteligente.





¿QUE ES LA EVOLUCIÓN Y LA SELECCIÓN NATURAL?.

La vida en la Tierra se desarrolló a través del proceso de la evolución. Esta afirmación lo incluye todo, desde las bacterias a los pinos y a las jirafas. El concepto de la evolución de la vida proporciona el esquema centrales torno al cual se organizan las ciencias de la vida. Puesto que todos esos campos comparten una visión evolutiva de la vida, es posible para alguien que estudie el ecosistema de un gran lago hablar el mismo lenguaje que un colega que estudie la secuencia de moléculas de un particular segmento de ADN, aunque pueda parecer en principio que no tienen nada en común. Es imposible comprender las ciencias biológicas modernas sin comprender la evolución. El mecanismo central de la evolución es la selección natural.

La idea básica de la selección natural es esta: en cualquier tiempo dado se producen variaciones en una población. Algunas jirafas tienen el cuello más largo que otras, algunos seres humanos pueden correr mas rápidos que otros, y así sucesivamente. Si ciertas variaciones proporcionan a los individuos que las poseen unas posibilidades superiores de sobrevivir lo suficiente como para tener hijos, entonces es muy probable que esas características pasen a la siguiente generación. Por ejemplo, si tener el cuello más largo permite a una jirafa en particular comer las hojas que otras jirafas no pueden alcanzar durante una sequía, la jirafa con el cuello mas largo tiene mas posibilidades de sobrevivir a la sequía y tener descendencia. Esa descendencia se parecerá a sus padres y tendrá cuellos mas largos. Si el cuello largo sigue siendo una ventaja, a lo largo de un periodo dilatado de tiempo, las jirafas con cuellos mas largos se convertirán finalmente en la variación dominante de la población.

De ese modo, una característica que permite a un individuo explotar su entorno con mas eficacia termina siendo compartida por todos los miembros de su especie. Ésta es básicamente la idea de la selección natural.





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