En el antiguo Egipto, los días se dividían en buenos, amenazadores y nefastos,
según los hechos que en ellos hubieran ocurrido durante la época en que los
dioses moraban en la Tierra. En los días nefastos la gente no podía bañarse,
montar en barca, viajar, comer pescado ni nada que viniera del agua. Tampoco
se debía matar una cabra, un buey o un pato. Otros días era recomendable no
tener trato carnal con mujeres, so pena de infección. Y otras veces, era mejor
escuchar canciones alegres ni pronunciar el nombre del dios Seth, que tenía fama
de pendenciero.
A los indios sirionó del Alto Amazonas, en Bolivia, les trae sin cuidado copular
delante de otras personas, pero se mueren de vergüenza y pueden ser severamente
castigados si son sorprendidos comiendo en público.
Las madres de la tribu pondos de Sudáfrica están deseosas de que sus hijos se casen
con tantas mujeres como les sea posible, ya que las recién casadas pasan a ser
auténticas esclavas de la suegra.
La primera vez que un pigmeo, acostumbrado a una visión de corta distancia,
se subió a una cumbre, confundió una manada de elefantes con moscas.
El primer anuncio escrito que se conoce data del año 3000 a. de C. Es el contenido
en un cartel encontrado en las ruinas de la ciudad egipcia de Tebas, que ofrece
la recompensa de una moneda de oro a quien capture y devuelva a su amo un esclavo
huido llamado Shem.
Cuando el Imperio Romano alcanzó su máximo esplendor, en el siglo IV, su red de
caminos y carreteras alcanzaba los 80.000 kilómetros.
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